La gran clásica del Cornión y, junto a la Norte del Friero, una de las vías invernales más famosas de los Picos de Europa. De modesta dificultad, aproximación completa, ambiente alpino y vistas gloriosas, es una escalada completamente recomendable, de las que dejan buen sabor de boca. Se adjudica su primer recorrido (en descenso) a Pedro Pidal, allá por 1907, y la primera ascensión invernal corresponde a J. Iglesias Arrieta y J. Ignacio Álvarez. La dificultad de la vía se encuentra en el tramo mixto inicial (III+) y en el diedro de salida de la vía. Hay varias reuniones, equipadas para rapelar, pero con abundancia de nieve es posible que se encuentren tapadas, extremo que habrá que tener en cuenta. Estas reuniones exigen además llevar cuerda de 60 metros.Material a llevar, como orientación, pueden ser 2 o 3 tornillos de hielo, algunos pitones y fisureros, además de cordinos y cintas. La aproximación se hace desde Pandecarmen y Vegarredonda, a través de la Llampa Cimera, bordeando Los Argaos hasta Las Barrastrosas. Cuando estemos en este punto, tras bajar una pequeña depresión, enfilaremos directos hacia la pared, esquivando pequeños jous y depresiones, enlazando lomas siempre con rumbo ascendente a Cemba Vieya. Calcular unas tres horas desde Vegarredonda (dependiendo de la nieve puede ser más o menos tiempo). Al pie de la pared, ya podemos preparar los trastos y remontar las últimas rampas del nevero (35-40º). El tiempo para hacer la ruta (ascenso y descenso) que podemos estimar normal es de unas cuatro horas, dato a tener en cuenta junto a la pesada aproximación. El primer largo consiste en bordear el espolón rocoso (paso casi siempre en mixto, III+, podemos encontrar algún clavo) y continuar por el inicio del corredor (50º). En la pared de la izquierda, podemos encontrar una reunión rapelable (45 metros más o menos). A continuación, seguimos por el corredor (50 a 45º) hasta el inicio de la vira diagonal. Antes, tras haber recorrido unos 55 metros, podremos encontrar otra instalación de rápel en la pared de la derecha. La tercera tirada cruza la espectacular vira (con mucha nieve, tendremos a nuestro alcance algún pitón en este tramo) y continúa por el corredor, descendiendo la pendiente progresivamente (40-45º). Existe otra reunión a 60 metros de la segunda, en la pared de la derecha (este tramo presenta facilidades para asegurar en roca). Otra tirada por el corredor nos deposita al pie del diedro final (50-55º), que con poco hielo puede resultar lo más trabajoso de la ruta. Tras superar el diedro, una corta y fácil trepada hacia la derecha nos deja en la cresta cimera (pitón y grieta para hacer reunión). A pocos metros, siguiendo la cresta, está la cima (2488 metros) El descenso usual consiste en rapelar por la misma vía. En el croquis se marca la situación aproximada de los rápeles. El primero se encuentra cerca del clavo de la última reunión, en plena cresta cimera (espits con cadena). Este rápel nos deposita al pie del diedro. Si se encuentran visibles, es posible seguir empalmando rápeles (ojo, 60 metros requeridos) o destrepar la parte superior del corredor hasta antes de la vira diagonal. Atención a la vira, que exige un rápel en diagonal con una caída respetable a Cemba Vieya. Los dos últimos rápeles los hacemos sobre el corredor inferior. El rápel final (50 metros) se hace directamente hacia Cemba Vieya (no por la ruta de subida) y es bastante aéreo en sus últimos metros. Sólo resta ya volver por el camino de subida. Buena suerte y mejor escalada |