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En la frontera Oeste de la comarca leonesa de Luna, y lindando ya con la Babia, se encuentra Rabanal. En este lugar, los últimos años, se han equipado varios sectores muy interesantes de escalada deportiva, y también un par de itinerarios de corte clásico que surcan las placas de la peña que cierran al norte el pueblo. El segundo de ellos fue abierto en Julio de 2012 en riguroso solitario, por Ramón Canales, gran aperturista de la Cordillera Cantábrica, en homenaje al joven Yerai (fallecido hace unos años en un desdichado accidente de montaña) Es un itinerario sencillo, con pocos pasos de dificultad bien protegidos por parabolts, así como las reuniones. Una ruta sencilla pensada para el disfrute de la comunidad escaladora que no suela trabajar el grado. Para recorrerla, necesitaremos cuerdas de 60 metros, un juego variado de fisureros, algunos cordinos para reuniones y puentes de roca y unas 8-10 expreses. La roca está aún pendiente de sanear, así que ojo con alguna roca que se puede caer, sobre todo en la parte superior. Bajaremos andando, así que toca subir las botas. El acceso se hace a medio camino entre el pueblo y la ermita de Pruneda, donde podemos aparcar. En ese punto a medio camino, observaremos una canal pedregosa que baja, a la que tenemos que acceder entre llambrias y pradera, para pasar junto a los pedreros y, ya casi arriba del todo, girar a la izquierda para llegar al pie de vía (unos 20-30 minutos desde abajo) El primer largo surca íntegro el paño bautizado como "El sarcófago", una larga placa rematada por un bloque que semeja una cabeza. En los primeros metros, un parabolt marca el inicio de las hostilidades y un paso de V-V+. Luego, la dificultad mengua. La placa nos depara algunos pasos más de V, y otras tres chapas protegiéndolos, mientras recorremos el sarcófago. Arriba, a la izquierda de la cabeza, una terraza de piedra suelta con dos chapas nos marca la primera reunión. La segunda tirada va de frente por las fisuras sobre nuestras cabezas (IV), hasta encarar una placa con parabolt. Giramos a la izquierda, y veremos una amenazante placa de adherencia con dos chapas, la primera un poco alta que nos exige meternos en ella antes de proteger. Recorremos la placa con cuidado (pasos de Vy V+) y ligeramente a la derecha, hasta llegar a una vira donde se encuentra la segunda reunión (parabolt y árbol con cinta) En el tercer largo, salimos por la izquierda y remontamos el fácil lomo central (paso inicial de IV- y luego fácil trepada de III) Debemos estar atentos, a partir de 50 metros, para encontrar la chapa roja que marca el tercer relevo. La siguiente tirada va en la misma tónica, la ladera se va enderezando (IV) y al final dos techos cierran el camino. Entre ellos hay un paso, al que accedemos a través de una placa con un canalizo negro (V). Así, llegamos al cuarto relevo (una chapa) Estos dos últimos largos no tienen seguros fijos, pero son de buena protección, con abundantes fisuras y puentes de roca. El quinto largo recorre el pilar final, al que nos subimos desde el inicio, con pasos de IV. Más arriba, se endereza un poco y encontramos dos chapas que protegen los pasos de IV+. Atención aquí, ya que hay numerosos bloques sueltos que pueden causarnos un disgusto. Llegamos a la cima, y montamos la última reunión en un buen puente de roca. |
El descenso lo hacemos andando. Por la otra vertiente de la montaña (Norte), una ancha canal baja en dirección Oeste, a la ermita de Pruneda que veremos allá abajo. En la parte inferior, la canal se corta y debemos bajar por la parte derecha, terreno incómodo de llastras y matorral sin camino claro, hasta que salimos a zona despejada y descendemos a los sectores deportivos y, de éstos, al coche. Unos 40-50 minutos de descenso. Disfrutad de la vía y el homenaje, y no dejéis de echarle un vistazo a su hermana "Luna de Lobos". Un saludo del Maquis y suerte. |