En Agosto de 1994, Marina, Esteban y Canales abrieron esta vía del Torres, que puede considerarse ya una vía clásica. De dificultad moderada y ambiente espectacular, posiblemente sea una de las más recomendables escaladas en la Cordillera Cantábrica. La mayor complicación tal vez sea intuir la ruta correcta de ascensión, ya que se puede escalar por toda la pared, y la cordada podría no encontrar las reuniones instaladas. La combinación de la tranquila y corta aproximación, la sensación de la escalada en la peculiar roca del Torres y la aventura de intuir el itinerario nos depararán una grata jornada montañera, sólo estropeada por el desastre de paisaje de las obras de la estación de esquí de Fuentes de Invierno como telón de fondo. El acceso a la vía se hace desde el aparcamiento de La Raya, en el puerto san Isidro. En dirección León, a unos 150 metros, se coge en una vaguada un camino que al principio coge rumbo Este y después va torciendo hacia el Norte, hasta llegar a la base del Torres. Desde aquí, veremos la pared Sur del pico y el collado entre ésta y el Valverde, a donde nos dirigiremos. Una vez en el collado, remontamos unos pocos metros, sorteando una aguja separada de la pared por la izquierda (ver croquis) y encontraremos el arranque de la vía (nombre pintado en la pared) en poco más de una hora desde el coche. Las reuniones de la vía están equipadas con espits, bastante fiables, y a partir del segundo largo encontraremos dos o tres clavos en cada tirada. Es necesario subirse los fisureros (tener en cuenta que esta pared es más adecuada para friends que para empotradores), el casco, algunos cordinos, cuerdas de 55 metros y, si se desea bajar rapelando, descensores. La roca es de buena calidad, aunque encontraremos algunas lajas sueltas con las que es preciso tener cuidado. El L1 sale desde la pintada de pie de vía, ascendiendo recto por el macizo pilar (pasos de IV+) hasta su fin. En un amplio hombro, encontraremos la reunión (45 metros). El siguiente largo comienza a la izquierda de un macizo muro rojizo (clavo a pocos metros de comenzar) y continúa ascendente por una sucesión de placas, con ligera tendencia a la derecha (pasos de IV+ y V) hasta la segunda reunión (50 metros, es difícil de localizar en la subida, se necesita buena intuición en este tramo). Este relevo es algo incómodo. Para el L3, superamos a la derecha de la reunión un pequeño techo (IV+), encontrando un clavo al poco de salir de éste. Continuamos más o menos de frente (pasos de V-) tomando como referencia un tramo de techos por encima de nuestras cabezas. Debajo de estos techos encontraremos un pequeña pero cómoda terraza, donde se ubica la tercera reunión (50 metros). Para el último largo, superamos un primer techo por su lado izquierdo (IV+), y otro más por la derecha (clavo, V-), para continuar de frente a la cima (pasos de IV+ a IV-). Un poco antes de finalizar el largo, veremos a nuestra izquierda una de las reuniones de la vía Porriño. La última reunión se efectúa justo en la cima (50 metros, espit y clavo). La vía termina en la antecima Este, así que si queremos continuar hasta la cumbre principal, debemos de seguir la cresta cimera unos diez minutos hasta su final (habrá que subirse las botas, pues) Para el descenso, si bien puede rapelarse cómodamente la vía, tal vez sea más recomendable descender andando por la fácil Canal Este (camino evidente desde la cima, abundantes jitos), que nos dejará al pie de la montaña en poco más de 15 minutos. Una vez aquí, sólo resta regresar al coche. Buena suerte con la escalada |